Presunción
de inocencia vs. Fabricación de culpables…
Por Elvira Luna
Pineda
Ex Diputada
integrante de la XVIII Legislatura Estatal
Para nadie es un
secreto que de “iba pasando por ahí” te convierten en delincuente, sicario o
narcotraficante. Alguien en alguna oficina gubernamental de repente requiere
justificar el trabajo que no hace, y convierte a hombres y mujeres inocentes en
delincuentes de alta peligrosidad. Mientras, los verdaderos criminales se
pasean sin ningún rubor por cualquier lugar, con total impunidad y ante la
complacencia oficial. Analicemos. Jacinta, Teresa y Alberta, fueron detenidas
en el sexenio de Fox por “secuestrar” a 6 policías federales y condenadas a 21
años de prisión. Obtuvieron su libertad en 2010, al recurrir ante la Suprema Corte
de Justicia de la Nación y tener ésta, que enmendar el trabajo de los Jueces de
Distrito que no supieron, no pudieron y/o no quisieron detectar las
irregularidades y violaciones procedimentales y a derechos humanos en las que
incurrió el Ministerio Público Federal al sostener la acusación de estas 3
mujeres mexicanas, que de vendedoras de aguas frescas, nieves y paletas fueron
convertidas por un rancio sistema de justicia en secuestradoras de 6 policías
federales. Jacinta, ejemplo de coraje y dignidad no quedó conforme con su
liberación, y demandó a la Procuraduría General de la República (PGR) por daño
moral y material ante la infame y perversa acusación. ¿Porque infame? ¿Porque
perversa? Porque nunca se presentaron pruebas sólidas en su contra, la hicieron
firmar docenas de documentos sin la asistencia de un intérprete, ya que Jacinta
hablante de su lengua madre el otomí, de acuerdo con estudios antropológicos
realizados por la Comisión
Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de Querétaro,
apenas hablaba un 20 por ciento de español, violándose diversas disposiciones
legales en materia de derechos humanos establecidas en el derecho interno y en
tratados internacionales suscritos y ratificados por México. El Centro de
Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez se hizo cargo de la defensa de
Jacinta, demostrando que esta mujer madre de 6 hijos y abuela de igual número
de nietos, vendedora de nieves y hablante otomí, se le atribuyó una acusación y
declaración fabricada escrita en español, que ella no puedo elaborar y menos aún
comprender. Además la defensa atinadamente alegó y demostró que fue
materialmente imposible que Jacinta conjuntamente con Teresa y Alberta pudieran
privar de la libertad a 6 agentes policiales capacitados y entrenados para
repeler agresiones, y que además se encontraban armados en el momento del “supuesto
secuestro” imputado a las 3 mujeres. Hace apenas unos días, el Tribunal Federal
de Justicia Fiscal y Administrativa le dio la razón a Jacinta y ordenó a la PGR
indemnizarla económicamente por su acusación y encarcelamiento ilegal. La
reparación debe incluir el tiempo que Jacinta no pudo trabajar por estar en
prisión y una cantidad adicional por daño moral ya que la privación de su
libertad le causó lesión “en su honor, sentimiento, vida privada, decoro,
reputación y aspecto físico”. Una disculpa pública también es parte de esta
sentencia, en la cual la PGR “deberá reconocer públicamente la inocencia de
Jacinta, por los delitos que fue indebidamente acusada, al menos en los mismos
medios donde se difundió la acusación en su contra”. Este fallo, “constituye
jurisprudencia obligatoria para todos los tribunales administrativos federales
del país”, obligando a las autoridades a su profesionalización y
especialización técnica para erradicar violaciones a derechos humanos como
modus operandi del sistema que facilita la fabricación de culpables. Mientras
tanto, en Baja California casos como estos quedan en el olvido ante la
insensibilidad y opacidad gubernamental. La inmolación del señor José Guadalupe
Macías en plena explanada del Centro Cívico en Mexicali, es muestra de que en
Baja California la fabricación de culpables también es una ruta…