domingo, 8 de febrero de 2015

El Feminicidio y la respuesta del Estado

El FEMINICIDIO y la respuesta del Estado.

En la actualidad surge una serie de dudas y debates respecto a la legislación y las políticas públicas que se han adoptado con particular énfasis en torno a las mujeres y el respeto a sus derechos humanos. En el marco del derecho internacional, de acuerdo con la Consultoría para la Oficina en México del Alto Comisionado de los Derechos Humanos en México, es bien sabido que la violencia contra las mujeres representa una violación a los derechos humanos y constituye uno de los principales obstáculos para lograr una sociedad igualitaria y plenamente democrática. Ningún estado puede ni debe presumir de avance, desarrollo y altos estándares democráticos si se siguen cometiendo delitos contra las mujeres por el hecho de ser mujeres.

Desde 1993 México ha sido foco de atención ante la comunidad internacional por las cifras -calificadas como alarmantes- de desapariciones de mujeres y su correlación con homicidios violentos de mujeres en el norte del país.

Durante agosto de 2006, el Comité para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer emitió en México una serie de observaciones finales resultantes de su visita a nuestro país, entre las cuales instaba al Estado Mexicano a acelerar “la aprobación de la reforma del Código Penal Federal para tipificar el feminicidio como delito”. En relación con esta observación, en diciembre del 2007 se incluyó dentro del Diagnóstico de la Situación de los Derechos Humanos en México, en la Actualización del Capítulo 5 sobre los derechos humanos de las mujeres, la recomendación de “estudiar a profundidad la conveniencia de tipificar el feminicidio”. El concepto y el potencial alcance de la figura de feminicidio es complejo, ya que engloba una serie de fenómenos que van desde la violencia sistémica y la impunidad, hasta el “homicidio de mujeres por el simple hecho de serlo” así lo ha expresado la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución A/61/122/Add.1.

El estudio y análisis de la comisión del delito de feminicidio implica abordar la discriminación contra las mujeres y la violencia de género, considerar situaciones que expresan y reproducen relaciones asimétricas de poder, que desarrollan mecanismos para perpetuar la subordinación y la exclusión de las mujeres de la vida política, civil, económica, social y cultural, así como del ejercicio pleno de sus derechos. Se trata –según coinciden investigadores y derechohumanistas- de un acto culminante de una serie de vejaciones cruentas, que ya han vulnerado previamente diversos derechos de la víctima e infringido una serie de agresiones constituyentes de delito como violación, lesiones, privación de la libertad y otras, por lo que está al final del “continuum” del terror contra las mujeres, el cual incluye una gran variedad de abusos verbales y físicos, la tortura, la esclavitud sexual (particularmente en prostitución), el incesto y el abuso sexual infantil extrafamiliar, la agresión psicológica, el hostigamiento sexual, etcétera (Diana Russell, 1976). Es el motivo por el cual se califica al feminicidio como la expresión extrema del poder masculino sobre la mujer, legitimado por una percepción social desvalorizadora, hostil y degradante de las mujeres.

Especialistas en derechos de las mujeres, Derechos Humanos y Derecho Penal han esbozado elementos o ciertas circunstancias que deben ser consideradas en la formulación de los tipos penales de feminicidio, mismos que han sido tomados en cuenta por países como México para incluir este delito en el Código Penal Federal, y que han sido omitidos por la XX Legislatura estatal de Baja California al incluir este delito en el artículo 129 del Código estatal.


Sigue siendo un tema pendiente, el fortalecimientos de capacidades institucionales y el favorecer la existencia de personal especializado en estos crímenes y, no menos importante, el promover e institucionalizar políticas públicas que promuevan el respeto a los derechos humanos de las mujeres, eliminado estereotipos y roles discriminatorios que les denigran y cosifican. Concluyo invitándoles a reflexionar el tema en palabras de Rita Lauro Sagato, “en un medio dominado por la institución patriarcal, se tribuye menos valor a la vida de las mujeres y hay una propensión mayor a justificar los crímenes que padecen”.

Feminicidio

¿Que pasa con el Feminicidio?
Por Elvira Luna Pineda

Hoy por hoy diversidad de dudas y debates surgen sobre este grave problema, ya sea en el ámbito de la legislación o en el de las políticas públicas que se han adoptado con particular énfasis en torno a las mujeres y el respeto a sus derechos humanos. En el marco del derecho internacional, de acuerdo con la Consultoría para la Oficina en México del Alto Comisionado de los Derechos Humanos en México, es bien sabido que la violencia contra las mujeres representa una violación a los derechos humanos y constituye uno de los principales obstáculos para lograr una sociedad igualitaria y plenamente democrática. Ningún estado puede ni debe presumir de avance, desarrollo y altos estándares democráticos si se siguen cometiendo delitos contra las mujeres por el hecho de ser mujeres.

Desde 1993 México ha sido foco de atención ante la comunidad internacional por las cifras -calificadas como alarmantes- de desapariciones de mujeres y su correlación con homicidios violentos de mujeres en el norte del país.

Hace algunos años ya que el Comité para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer emitió en México una serie de observaciones finales resultantes de su visita a nuestro país, entre las cuales instó al Estado Mexicano a acelerar “la aprobación de la reforma del Código Penal Federal para tipificar el feminicidio como delito”. En relación con esta observación, en diciembre del 2007 se incluyó dentro del Diagnóstico de la Situación de los Derechos Humanos en México, en la Actualización del Capítulo 5 sobre los derechos humanos de las mujeres, la recomendación de “estudiar a profundidad la conveniencia de tipificar el feminicidio”. El concepto y el potencial alcance de la figura de feminicidio es complejo, ya que engloba una serie de fenómenos que van desde la violencia sistémica y la impunidad, hasta el “homicidio de mujeres por el simple hecho de serlo” así lo ha expresado la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución A/61/122/Add.1.

El estudio y análisis de la comisión del delito de feminicidio implica abordar la discriminación contra las mujeres y la violencia de género, considerar situaciones que expresan y reproducen relaciones asimétricas de poder, que desarrollan mecanismos para perpetuar la subordinación y la exclusión de las mujeres de la vida política, civil, económica, social y cultural, así como del ejercicio pleno de sus derechos. Se trata –según coinciden investigadores y derecho-humanistas- de un acto culminante de una serie de vejaciones cruentas, que ya han vulnerado previamente diversos derechos de la víctima e infringido una serie de agresiones constituyentes de delitos. Es el motivo por el cual se califica al feminicidio como la expresión extrema del poder masculino sobre la mujer, legitimado por una percepción social desvalorizadora, hostil y degradante de las mujeres.

Especialistas en derechos de las mujeres, Derechos Humanos y Derecho Penal han aportado elementos o ciertas circunstancias que deben ser consideradas en la formulación de los tipos penales de feminicidio, mismos que han sido tomados en cuenta por países como México para incluir este delito en el Código Penal Federal, y que han sido omitidos por la XX Legislatura estatal de Baja California al incluir este delito en el artículo 129 del Código estatal.


En el tema de política pública, sigue siendo sin duda un tema pendiente, el fortalecimiento de capacidades institucionales y el favorecer la existencia de personal especializado en estos crímenes y, no menos importante, el promover e institucionalizar políticas públicas que promuevan el respeto a los derechos humanos de las mujeres, eliminado estereotipos y roles discriminatorios que les denigran y cosifican. En esta ocasión les invito a reflexionar con una de las frases célebres ya, por la niña Malala Yousafzai, quien a sus 17 años ha sido distinguida con el Premio Nobel de la Paz, esta frase reza: "Teníamos dos opciones, estar calladas y morir o hablar y morir, y decidimos hablar". Nos leemos la semana entrante.

Violación de derechos humanos en el Nuevo Sistema de Justicia Penal

Violación de derechos humanos en el NSJP
Por Elvira Luna Pineda
Ex Diputada integrante de la XVIII Legislatura Estatal
y Vicepresidenta Nacional de la Academia de Género de la CONCAAM


La violencia familiar es en primer lugar un delito, establecido en el artículo 242 bis del Código Penal del estado, que señala que a quien lo cometa se le sancionará con pena de prisión desde los seis meses hasta los cuatro años. Pero el problema va más allá de una normatividad penal que en la práctica es casi letra muerta. La violencia familiar es una problemática real y callada que se genera como un acto abusivo de poder, control y dominación. ¿Quien ejerce o genera este tipo de violencia y hacia quien la dirige? Aun cuando se ha asociado al hombre como generador de violencia en el seno familiar, la realidad tiene un factor determinante, el poder del más fuerte sobre quien es más débil o vulnerable, de ahí que efectivamente sean las mujeres quienes mayormente son víctimas de violencia, -incluso extrema hasta la muerte- por parte de sus parejas o exparejas, como esposos, concubinos, novios, o personas con las que se tuvo o tiene alguna relación sentimental. Sin embargo estudios serios visibilizan a la madre o abuela como generadoras de violencia contra niños y niñas (hijos, hijas, nietos, nietas). Los adultos mayores y las personas con discapacidad son otro grupo poblacional que también resiente la victimización directa o indirecta de la violencia en el entorno de familia.
Esta grave problemática social ha estado envuelta en una serie de confusiones, resistencias, incapacidades y negligencias gubernamentales, además de ciertos tabúes. Se cree que las familias en las que se origina son aquellas en situación de pobreza o que viven en zonas marginadas o rurales inclusive. La realidad, -callada- nos alerta contra este cáncer social, la violencia familiar se da en el seno de cualquier familia, con diferentes matices y particularidades. Las familias consideradas de clase media o media alta, la padecen y en gran número, sin embargo, sus miembros son quienes menos recurren a pedir apoyo profesional o institucional debido al “bullying social” al que consideran pueden ser expuestos. Se piensa además que sólo aquellas mujeres dependientes económicamente de su pareja o que no tienen estudios la sufren. Estos estereotipos se rompen ya que cada día con mayor incidencia se conocen casos de víctimas de mujeres con perfil profesional, ejecutivas, autónomas económicamente, incluso jefas de familia que sufren la violencia, amenazas, acoso y hostigamiento. ¿Qué pasa con las políticas públicas de prevención, atención y sanción de la violencia familiar?
Incontables son los factores que limitan las medidas que al respecto se han implementado. Incluyen la falta de conocimientos o comprensión de funcionarios sobre la violencia y sus causas fundamentales, la escasez de datos y estadísticas que cuantifiquen más allá de la punta del iceberg,  las  investigaciones para fincar responsabilidades y las medidas de protección en favor de las víctimas son escasas y con deficientes resultados, justificando en la mayoría de las ocasiones su falta de actuación en el inminente “perdón de la víctima”. Programas sin presupuestos o recursos insuficientes, planes hechos en las rodillas, instancias creadas ad hoc por los caprichos o ineptitud de los titulares en turno; iniciativas que a menudo son reactivas, se focalizan en los síntomas y las consecuencias, no en las causas. Estrategias gubernamentales -si las hay-, tienden a estar fragmentadas desperdiciando esfuerzos y parcializando objetivos. Respecto los compromisos internacionales su cumplimiento es casi nulo, aun cuando el estado pueda difundir lo que ha hecho o los avances en sus medidas implementadas, los testimonios de las víctimas reflejan lo contrario, sólo por mencionar un ejemplo, el gran error del sistema de justicia de Baja California, al someter casos de violencia familiar, violencia contra mujeres y casos similares a la justicia alternativa dentro del Nuevo Sistema de Justicia Penal. Error, omisión y contradicción legal que con procedimientos del estado, violentan no sólo las leyes nacionales, sino los derechos humanos de las víctimas. Para reflexión: “Si la justicia existe, tiene que ser para todos; nadie puede quedar excluido, de lo contrario ya no sería justicia” P. Auster.

Twitter @mujerporlapaz

martes, 3 de febrero de 2015

Los compadres

Los compadres
Por Elvira Luna Pineda

 “Tiene poca mecha”, “anda en sus días”, “es muy hormonal o trae la hormona arriba”, es muy visceral”, “decide con el estómago”, “no tiene mano izquierda”, “es protagónica”, “quiere llamar la atención” entre muchísimos otros son los adjetivos calificativos que se cuelgan como etiquetas a las mujeres en los andares públicos, políticos y/o profesionales. Sin embargo cuando todos estos calificativos se los ganan y con creces los hombres de la política, pues resulta que a los señores nadie pero nadie les llama hormonales, sino “hombres de estado”. Y es así, con este preámbulo como llegamos a la actual novela que protagonizan Juan Molinar Horcasitas –muy conocido por el tema de la guardería abc cuando era director del Seguro Social, tragedia que costó la vida de 49 bebés, caso que por cierto sigue en la impunidad- y el ex presidente Felipe Calderón. Analicemos. Calderón señaló que ve muy mal a su partido -el PAN- y que visualiza tres alternativas: no hacer nada, tratar de reconstruirlo y pensar seriamente en otra opción política. Con memoria flaca creo que ya olvidó que en las ruinas éticas en las que se encuentra el PAN, el contribuyó y en demasía. A este cuento de villanos se sumó José Isabel Tinajero, quien en su calidad de secretario general del PAN le espetó a Felipe Calderón sobre la posibilidad de su renuncia: “que se vaya, pero ya; que no esté amagando con irse”. Muy conciliador el hombre, se le nota. Horcasitas por su parte, palabras más palabras menos, en el documento llamado “Las rutas políticas de Calderón y Madero”, señala que Felipe Calderón impone su voluntad por encima de la de los panistas, dice además que no respeta las reglas internas, ni las instituciones partidarias, ni las prácticas democráticas, y señala que daña públicamente al partido y su dirigencia. Lo califica como controlador y de usar malas formas como costumbre. Advierte Horcasitas que Calderón esta solitario, que su temperamento lo ha llevado hasta ahí y asegura que en su gestión como presidente, Felipe Calderón “participaba directamente en los procesos de designación de candidatos y en otras decisiones importantes del Partido”; calificándolo de irrespetuoso y abusivo hacia los líderes partidistas, líderes que según señala Horcasitas, fueron impuestos en dos ocasiones por Felipe Calderón durante su sexenio. Entonces me preguntó: ¿Cuáles líderes, si son impuestos? ¿Dónde está el citado liderazgo? ¿Por qué Horcasitas hace públicos los defectos de Calderón hasta ahora que no es Presidente y que ya no es su jefe? ¿Por qué no dijo nada cuando Felipe Calderón también lo imponía a él? Tal parece que hasta ahora le sale lo macho pues. En respuesta Felipe Calderón, le echa en cara a Horcasitas que lo levantó de entre escombros políticos, le dice que es mentiroso y que tiene amargura, y que esa amargura no la tenía cuando lo propuso “sin margen de negociación” como consejero del IFE. Es decir, ahora si el ex presidente Calderón ya de lejitos nos da un portazo de narices y nos dice que si imponía a Consejeros del Instituto Federal Electoral. Al parecer también dice Calderón que "el verdadero problema del PAN es que le ha cerrado la puerta a los ciudadanos".  Mi duda es, ¿Hasta ahora se da cuenta? Si la puerta fue cerrada a la ciudadanía desde que él era presidente, y no sólo a ciudadanos, también a militantes que con voz crítica, objetiva y constructiva señalábamos los desaciertos partidistas y oficiales.
Horcasitas le revira argumentando “que no miente, que disiente”. Tal parece que a estos políticos de la alta aristocracia partidista, los poseyó el espíritu de la Chimoltrufia, porque así como dicen una cosa, dicen otra. Muy valientes los dos, claro de lejitos y en cartitas, sólo falta que hasta perfumadas estén. Creo que se defienden mejor callados. Qué pena constatar que ambos han tenido importantes investiduras en este país y que con semejante víscera han gobernado. Les sobra ego y les falta oficio político y amor su país. Después de este capítulo de esta tragicomedia en donde se pelearon los compadres, les invito a reflexionar las palabras de Abraham Lincoln, "Se puede engañar a parte del pueblo parte del tiempo, pero no se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo". Nos leemos la semana entrante!


Twitter: @mujeporlapaz

miércoles, 28 de enero de 2015

Matrimonio igualitario

Que el sábado están citando a padres y madres de familia de colegios católicos de Mexicali, para manifestarse en contra de la boda gay. A esto yo me pregunto: ¿porque nunca he visto que convoquen a manifestarse en contra de curas pederastas? Y no porque esto sea comparable, claro que no. El matrimonio igualitario es un derecho, el abuso infantil es un crimen. La analogía es para destacar la inacción de estas personas y grupos en causas que verdaderamente laceran y lastiman a seres humanos indefensos. #MisDerechosNoSonLocura #Igualdad #IntoleranciaPura #Discriminacion

martes, 27 de enero de 2015

Cuarto de Paz!

Cuarto de Paz
Por Elvira Luna Pineda


Las elecciones están ya aquí, por lo que tanto partidos como candidatos alistan a sus equipos e instalan las estructuras de sus “cuartos de guerra”. ¿A que se le denomina de esta forma? ¿Por qué “cuartos de guerra” en los procesos electorales? Analicemos. Los cuartos de guerra se forman con grupos de profesionales, operadores políticos y comunicólogos que a través de sesiones y acuerdos estratégicos buscan plantear las mejores acciones y resultados de marketing político que les brinde la mejor rentabilidad electoral para llevar al triunfo a sus candidatos o partidos. Cada persona que logre una postulación a un puesto de elección popular y que quiera evitar crisis y riesgos de campaña –se dice-, debe tener en la mira el contar con su “cuarto de guerra”. De acuerdo con especialistas en el tema el “cuarto de guerra” tiene como función el desarrollo de tácticas con objetivos duales que transitan en forma alterna. Algunos especialistas señalan que, estos cuartos de guerra o “war room” por un lado “tienen objetivos positivos, creando tácticas efectivas que permitan transmitir de la mejor manera los mensajes del candidato o del gobierno; y por otro lado, el negativo, consistente en las tácticas de campañas de contraste en contra de los contrincantes, además de la defensa de los ataques de los opositores y enfrentar las situaciones de crisis”. Vale la pena cuestionarnos ¿Por qué “cuarto de guerra”? En estos tiempos, en donde la violencia por infortunio está presente en todos los ámbitos sociales; en la familia esa violencia que llega hasta el feminicidio y el asesinato de niños y niñas; en la escuela el bullying que marca la vida de docenas de cientos de estudiantes sin que a la fecha exista una política integral de prevención ante esta incidencia cada vez más cruel y real. En las calles esa violencia que mata, que amenaza, que distorsiona la tranquilidad social. En la comunidad, trabajo, fábrica e instituciones, esa violencia que margina, que excluye, que limita. Y es cuando el cuestionamiento sigue para la clase política: ¿Por qué cuartos de guerra? ¿Por qué volcar ante una sociedad en estado de indefensión esas tácticas de guerra? ¿Por qué implantar en las elecciones y el gobierno la cultura del adversario al que se debe aniquilar? Es por eso que rompiendo paradigmas y estereotipos se plantean los “cuartos de paz”. Como sociedad –y la clase política es parte de esta sociedad- se debe alzar la mira, ya es demasiada guerra, demasiada lucha sin cuartel, demasiada violencia. ¿O que acaso los partidos y sus candidatos sólo se saben mover en el caos, en la oscuridad y en la violencia? El instaurar y promover los “cuartos de paz” podría traer consigo la innovación de nuevas formas de interlocución política, de dialogo, de construcción social, de crecer ante el enriquecimiento de la diferencia de ideas en lugar de que “si no piensas como yo entonces eres contrario”. La situación del país advierte que este año electoral será sui generis, esperemos que esa singularidad no nos lleve al surrealismo. Se insinúa un proceso electoral de venganza, de revanchas, de legitimar los medios –por más infames o ilegítimos que sean- con tal de lograr los fines, el fin de ganar, avasallar, implantar mayorías en los congresos y asegurar cotos de poder. Si cambiamos la estrategia y nos atrevemos a desarrollar entornos de paz, esta realidad que a nadie en su sano juicio le agrada, podrá transitar a nuevos entornos de paz. Se requiere voluntad política, se requieren ganas de que esta violencia que como sociedad rechazamos, se prevenga desde la raíz; no con balas, más patrullas o policías; no con mayores estructuras burocráticas que solo abrevan mayores presupuestos comiéndose los impuestos ciudadanos con hambre desmedida, sino con voluntad de romper paradigmas. “Cuartos de paz”, anímense candidatos, atrévanse candidatas. Partidos políticos  y gobiernos esta es la propuesta, les toca a ustedes seguir haciendo la guerra o visualizar y hacer tangible la paz. Para la reflexión la frase de Teresa, la de Calcuta: “A veces sentimos que lo que hacemos es sólo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota”. Nos leemos la semana entrante.

La causa de la humanidad!