Cuarto de Paz
Por Elvira Luna Pineda
Las elecciones están ya aquí, por lo que
tanto partidos como candidatos alistan a sus equipos e instalan las estructuras
de sus “cuartos de guerra”. ¿A que se le denomina de esta forma? ¿Por qué
“cuartos de guerra” en los procesos electorales? Analicemos. Los cuartos de
guerra se forman con grupos de profesionales, operadores políticos y
comunicólogos que a través de sesiones y acuerdos estratégicos buscan plantear
las mejores acciones y resultados de marketing político que les brinde la mejor
rentabilidad electoral para llevar al triunfo a sus candidatos o partidos. Cada
persona que logre una postulación a un puesto de elección popular y que quiera
evitar crisis y riesgos de campaña –se dice-, debe tener en la mira el contar
con su “cuarto de guerra”. De acuerdo con especialistas en el tema el “cuarto
de guerra” tiene como función el desarrollo de tácticas con objetivos duales
que transitan en forma alterna. Algunos especialistas señalan que, estos
cuartos de guerra o “war room” por un lado “tienen objetivos positivos, creando
tácticas efectivas que permitan transmitir de la mejor manera los mensajes del
candidato o del gobierno; y por otro lado, el negativo, consistente en las
tácticas de campañas de contraste en contra de los contrincantes, además de la
defensa de los ataques de los opositores y enfrentar las situaciones de crisis”.
Vale la pena cuestionarnos ¿Por qué “cuarto de guerra”? En estos tiempos, en
donde la violencia por infortunio está presente en todos los ámbitos sociales;
en la familia esa violencia que llega hasta el feminicidio y el asesinato de
niños y niñas; en la escuela el bullying que marca la vida de docenas de
cientos de estudiantes sin que a la fecha exista una política integral de
prevención ante esta incidencia cada vez más cruel y real. En las calles esa
violencia que mata, que amenaza, que distorsiona la tranquilidad social. En la
comunidad, trabajo, fábrica e instituciones, esa violencia que margina, que
excluye, que limita. Y es cuando el cuestionamiento sigue para la clase
política: ¿Por qué cuartos de guerra? ¿Por qué volcar ante una sociedad en
estado de indefensión esas tácticas de guerra? ¿Por qué implantar en las
elecciones y el gobierno la cultura del adversario al que se debe aniquilar? Es
por eso que rompiendo paradigmas y estereotipos se plantean los “cuartos de
paz”. Como sociedad –y la clase política es parte de esta sociedad- se debe
alzar la mira, ya es demasiada guerra, demasiada lucha sin cuartel, demasiada
violencia. ¿O que acaso los partidos y sus candidatos sólo se saben mover en el
caos, en la oscuridad y en la violencia? El instaurar y promover los “cuartos
de paz” podría traer consigo la innovación de nuevas formas de interlocución
política, de dialogo, de construcción social, de crecer ante el enriquecimiento
de la diferencia de ideas en lugar de que “si no piensas como yo entonces eres
contrario”. La situación del país advierte que este año electoral será sui
generis, esperemos que esa singularidad no nos lleve al surrealismo. Se insinúa
un proceso electoral de venganza, de revanchas, de legitimar los medios –por
más infames o ilegítimos que sean- con tal de lograr los fines, el fin de
ganar, avasallar, implantar mayorías en los congresos y asegurar cotos de
poder. Si cambiamos la estrategia y nos atrevemos a desarrollar entornos de
paz, esta realidad que a nadie en su sano juicio le agrada, podrá transitar a
nuevos entornos de paz. Se requiere voluntad política, se requieren ganas de
que esta violencia que como sociedad rechazamos, se prevenga desde la raíz; no
con balas, más patrullas o policías; no con mayores estructuras burocráticas
que solo abrevan mayores presupuestos comiéndose los impuestos ciudadanos con
hambre desmedida, sino con voluntad de romper paradigmas. “Cuartos de paz”,
anímense candidatos, atrévanse candidatas. Partidos políticos y gobiernos esta es la propuesta, les toca a
ustedes seguir haciendo la guerra o visualizar y hacer tangible la paz. Para la
reflexión la frase de Teresa, la de Calcuta: “A veces sentimos que lo que
hacemos es sólo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa
gota”. Nos leemos la semana entrante.