¿Quiénes son
ellos?
Por Elvira Luna Pineda
En
respuesta a la convocatoria que hiciera la Organización Internacional para las
Migraciones, participé por motivos laborales en una actividad en Managua,
Nicaragua. En ese país de Centroamérica escuché por primera vez sobre “el fenómeno de las tres T”. ¿A qué se
refiere esto de las tres T? Precisamente a Tapachula (Chiapas), Tenancingo
(Tlaxcala) y Tijuana (Baja California).
Se trata de
tres ciudades que inician con la misma letra y que están íntimamente
relacionadas en la ruta del enganche, el entrenamiento (por así decirlo) y la
explotación sexual. Es decir, de acuerdo con testimonios de víctimas del delito
de trata de personas, gran cantidad de mujeres, niños y niñas son enganchados
por redes criminales en Tapachula, son trasladadas a Tenancingo, lugar conocido
como “tierra de padrotes” y denominado así por activistas y defensoras de los
derechos humanos de víctimas de este delito; y por último Tijuana, conocida en
esta ruta como lugar de explotación sexual y en su caso como escala, previo al
cruce de víctimas a Estados Unidos como destino final en este calvario de la “esclavitud del siglo XXI”, la trata de
personas.
También
activistas han calificado a Tijuana como la “Tailandia de América Latina”´, situación que lejos de alertar a las
autoridades para implementar medidas de prevención e investigación de este
grave crimen, ha causado su injustificada indignación. No están para eso, no están
para hacerse los indignados, sino para trabajar y rendir cuentas.
El “Diagnóstico
de las Condiciones de Vulnerabilidad que propician la Trata de Personas en
México” editado y publicado por la Comisión Nacional de Derechos Humanos
(CNDH) y el Centro de Estudios e Investigación en Desarrollo y Asistencia
Social A.C. (CEIDAS), da cuenta de varias de las conclusiones emitidas por el
Relator Especial de Naciones Unidas sobre la venta de niños, la prostitución
infantil y la utilización de niños en la pornografía. “En Tijuana, Baja California, el Relator Especial constató la existencia
de un mercado sexual de gran magnitud con conexiones internacionales. El punto
sería también lugar de tráfico de personas y de trata de seres humanos”.
El “Diagnóstico”
mencionado visibiliza a Mexicali y a Tijuana como territorios que se encuentran
en la ruta de la trata de personas. Lo anterior con base en información
proporcionada por Marisa Ugarte, Directora del Corredor Bilateral para la
Protección de los Derechos Humanos, A.C., asociación que por varios años
trabajó en Tijuana en el rescate de víctimas de este delito.
Recuerdan a principios de este año
cuando la familia de Janeth Lizbeth en Mexicali denunció públicamente que al
reportar la desaparición de su hija de sólo 12 años de edad, algunas
autoridades de policía, al parecer les “sugirieron” que la buscaran en los
hoteles y moteles del centro de la ciudad. Seguro recordaran que también la
familia desesperada por encontrar a su hija denunció que fueron a estos
hoteles, y que al menos en cinco de estos lugares encontraron a gran cantidad
de niñas y adolescentes vestidas en forma provocativa. El trágico destino de
Janeth Lizbeth fue por todos conocido, al igual que las omisiones de la autoridad,
de las cuales ni vale la pena hablar.
La semana pasada en este espacio, compartí
el testimonio de una víctima de trata de personas, una niña llamada Gris
rescatada de las redes de criminales por la Coalición Regional contra el
Tráfico de Mujeres y Niñas para América Latina y el Caribe (CATWLAC),
testimonio publicado en el “Diagnóstico”
editado por la CNDH y CEIDAS.
¿Quiénes eran ellos? ¿Quiénes eran
esos hombres vestidos de traje y otros con overol o camisas beige y un escudito
que pagaban 500 pesos por mantener relaciones sexuales abusivas con niñas de 8
a 12 años? Gris relato que ella y las otras 40 niñas con las que compartía esta
pesadilla daban hasta 10 servicios sexuales al día a estos hombres. ¿Quiénes
eran ellos? Insisto. Cuando la Coalición dirigida por la maestra Teresa Ulloa,
rescató a estas niñas, ¿Qué hicieron estos hombres vestidos unos de traje y
otros de overol, como portando un uniforme? Seguramente, buscaron otro burdel
en el cual tuvieran esclavizadas a más niñas. Tal vez esos hombres y muchos más
aún están tocando las puertas de burdeles en el que a sabiendas que son niñas
privadas de su libertad para utilizarlas como esclavas sexuales, a sabiendas de
esto, así acuden a saciar sus perversidades. “Teníamos que atender como a diez señores cada una. Y cuando ya no
pensábamos y se nos escurría la baba, nos echaban a la calle, como basura, y
traían nuevas niñas”. Esto dijo Gris en su testimonio. Con que facilidad
traían a “nuevas niñas”. Con que
facilidad cuando a las niñas que de tanto darles “piedra” “se les escurría la
baba”, las echaban a la calle “como
basura”. ¿Quiénes eran esas niñas? De acuerdo con el testimonio de Gris,
las echaban a la calle como basura cuando ya no respondían a nada, por el daño
causado por el exceso de droga que les proporcionaban para que esos hombres de
traje o de overol tuvieran los servicios por los que pagaban a la “madrota”.
¿Quiénes son esas niñas que tal vez nunca encontraron? ¿Quiénes eran esos
hombres que tal vez nunca castigaron y siguen recibiendo servicios sexuales de
“niñas nuevas”?
“Nos dieron de comer, y ya luego llegaron y
nos llevaron a todas a un albergue especial para que pudiéramos aguantarnos
cuando necesitábamos la piedra. Muchas de mis compañeras ya no se pudieron
recuperar, ni regresar con sus familias. Otras aquí seguimos, tratando de
recuperar nuestra infancia, nuestros sueños. Dice la Psicóloga que tenemos que
tener un proyecto de vida. Pero es bien difícil olvidar lo que nos hicieron”.
¿Quiénes son ellos? Ellos y ellas, que por 500 pesos, destruyen tal vez por
miles, la vida de niñas y niños mexicanos.