Pobreza
por herencia
Por Elvira Luna Pineda
Como sociedad y como familias, hay un
mensaje que hoy por hoy debiéramos estar enviando en forma contundente a las
mujeres adolescentes: “Si estudias
cambiarás tu vida, si no, cambiarás pañales”. Así lo dicen algunos
promocionales del Gobierno del Estado. ¿Por qué comparto con ustedes esta idea
ruda pero cierta? Porque definitivamente hoy por hoy, el concepto de “la transmisión intergeneracional de la
pobreza” está íntimamente relacionado con el aumento de embarazos
adolescentes y la involución de la calidad de vida de ellas y de sus hijas e
hijos. Analicemos. Entre los países de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos (OCDE), México ocupa el primer lugar por embarazos en adolescentes
y jóvenes de entre 15 y 19 años. De acuerdo con cifras del INEGI Baja
California se encuentra entre los estados con mayor incidencia de embarazos
adolescentes, al igual que Guerrero, Nuevo León, Chiapas, Coahuila, Durango,
Tabasco, Sonora, Tlaxcala, Colima, Querétaro y Yucatán.
Analizando en particular el caso de
nuestro estado, podemos advertir que en Baja California viven aproximadamente
320 mil adolescentes entre 15 y 19 años, representando al 9.4 de la población
estatal. También en nuestro estado, la vida sexual de las adolescentes de 15 a 19 años, empieza en promedio a
los 15.7 años. En forma paradójica la principal causa de muerte en las niñas de entre 15 y
19 años está relacionada con el embarazo y el parto. ¿Qué nadie se da cuenta de
esto?
.
Datos
de la Encuesta Nacional de la Dinámica
Demográfica (ENADID) 2009 publicados por COPLADE, señalan que en Baja
California en 2009 del total de embarazos de mujeres entre 15 y 19 años
tres de cada 10 fueron embarazos no planeados y más de uno de cada 10, fueron
no deseados. Al examinar estos números se percibe con claridad que más del 40 %
de los embarazos de adolescentes entre 15 y 19 años las tomo por sorpresa, y
seguramente el impacto en su vida fue drástico.
Está comprobado que las mujeres
adolescentes durante o después del embarazo abandonan la escuela. Si no estudian, ¿cómo conseguirán trabajos más dignos y mayor
remunerados que les represente mejor calidad de vida?
De acuerdo con información y recomendaciones del Fondo de las
Naciones Unidas para la Protección de la Infancia “… las niñas que han recibido educación
tienen menos probabilidades de casarse precozmente y quedar embarazadas en la adolescencia, y
más probabilidades de contar con conocimientos amplios y correctos sobre el
VIH/sida y de tener hijos saludables”.
Es necesario que
efectuemos una mayor inversión pública y privada en las niñas y las
adolescentes. Las niñas educadas que disfrutan de buena salud tienen mayores
oportunidades de desarrollar plenamente
su potencial y ejercer efectivamente sus derechos humanos, Podrán –en
consecuencia- ser una fuerza para el cambio en sus comunidades y para las
futuras generaciones.
Esteban Caballero Carrizosa Politólogo y Representante del Fondo de
Población de Naciones Unidas en el Perú, sobre la transmisión intergeneracional de la pobreza
ejemplifica en forma clar en un caso concreto sobre embarazo adolescente: “Un embarazo no planificado en esa etapa de
vida puede ocasionar una serie de trastornos en el desarrollo de una joven, a
lo mejor provocando la deserción escolar, dificultando el acceso al mercado de
trabajo o creando vulnerabilidades para la explotación sexual. Esa joven va a
perder oportunidades de seguir formándose y por ende de aspirar a un trabajo decente,
y los hijos de esa madre adolescente también se encontrarán en desventaja”.
El acceso a la educación y salud señala Caballero, son dos
derechos humanos que al garantizar su ejercicio, podrá romperse la
transmisión inter-generacional de la pobreza.
El
“efecto niña” es una iniciativa
mundial que les confieso me congratula por su retadora y alcanzable visión,
es promovida por María Eitel,
Presidenta de la Fundación Nike quien dice: “Sí, es cierto que las niñas a menudo enfrentan obstáculos enormes, pero
también representan una promesa sin igual”.
Esta
iniciativa, ha revelado a través de diversos estudios que “cuando las mujeres y las niñas ganan un salario, reinvierten el 90% del
mismo en sus familias; los hombres y los niños, en cambio, sólo reinvierten entre
el 30% y el 40%”. Y no sólo eso, “los
estudios muestran asimismo que niveles superiores de escolarización entre las
mujeres se corresponden con una mejor salud neonatal e infantil”.
Las niñas definitivamente son
agentes transformadoras de esta sociedad que las requiere vivas, plenas, y con
la educación que los retos actuales exigen. Es un gran desafío que en forma obligada, aun con las incapacidades
gubernamentales, debe convertirse en política social. Cortemos el ciclo de la
transmisión intergeneracional de la pobreza y eduquemos a las niñas.
Donde hay
una niña con educación, hay desarrollo. La educación de las niñas es sin temor
a equivocarme, la mejor inversión que familias, sociedad y gobierno podemos
hacer. ¡Invirtamos ahora, y pronto los resultados serán tangibles para todos!