domingo, 20 de septiembre de 2015

Tres de cuatro. Abandono alimentario

Tres de cuatro.
Por Elvira Luna Pineda



En la mayoría de los casos en donde los ojos del colectivo social se vuelcan a ver a niñas, niños y adolescentes, es cuando estos se ven involucrados en un hecho delictivo que por su relevancia y participación, llama la atención en masa para exigir mano dura y exigir justicia contra ellos.

En ningún momento mis comentarios van encaminados a criminalizar a la niñez, es algo que no me permito, sin embargo en esta ocasión quiero invitarlos a reflexionar sobre la niñez, la pobreza y la criminalidad.

Hace algunas semanas en este mismo espacio compartí con ustedes la columna llamada “De víctimas a victimarios”. En ella traté el caso del niño Chistopher Raymundo de seis años de edad, quien fue asesinado en Chihuhua por otros niños y niñas de 11, 13 y 15 años. Conocimos una historia que superó cualquier película de terror. “Jugaban al secuestro”, esa fue su declaración ante las autoridades que conocieron del caso. Sus antecedentes de pobreza y exclusión social fue por todos conocida.

También he compartido con ustedes el caso de Cecilia. Ella narró al ser detenida como desde los cinco años de edad participó en peleas callejeras a cambio de una canasta de pan para comer. Luego vino a Tijuana para ser entrenada como sicaria.

Y así las historias de niños y niñas excluidos y marginados, olvidados en la madeja enredada de este tejido social que no logramos desenmarañar.

Los índices de pobreza se parecen a los naufragios de los barcos; en donde van niñas, niños y mujeres primero.

Hoy por hoy, los pobres de los pobres, la masa poblacional que vive en la miseria es integrada mayoritariamente por mujeres, niñas y niños.

Entre tantos factores que influyen en esta decadente descomposición social, quiero resaltar uno que difícilmente en los diferentes estudios y fuentes investigadas es relacionado con este problema. Analicemos






En 2011, la Primera Visitaduría General de la Comisión Nacional de Derechos Humanos publicó un estudio por demás importante en el cual visibilizó que, tres de cada cuatro hijas e hijos de padres separados no reciben pensión alimenticia. ¿Se dan cuenta de la gravedad de esto? La niñez en completo abandono. Las parejas se divorcian de sus esposas o esposos y hacen lo mismo con hijas e hijos.








En México –dice el estudio-, seis millones de mujeres son madres solteras, y de estos seis millones, más del 67% no reciben pensión alimenticia para sus hijas e hijos. Que fácil ¿no creen? Ir  por la vida teniendo hijos e hijas, cumpliendo su rol social requerido de ser padre o madre, pero cuando llega el momento de cumplir con las obligaciones que de este hecho se derivan, bueno, ya esto es otra cosa.

Una tercera parte de la totalidad de los hogares en México son sostenidos por mujeres. Por si esto no fuera poco, 11.8 millones de madres en nuestro país viven en situación de pobreza.



Que “padre ser padre”, entonces si es tan padre, porque por miles se cuentan los casos en los cuales estos, usan una serie de artificios para evadir su responsabilidad de pagar pensión alimenticia a sus críos. Dice la CNDH que entre los principales trucos utilizados por los padres (madres en menor medida aun cuando también lo hacen), para hacerse los occisos en sus obligaciones, son los siguientes:

-       El deudor dolosamente manifiesta que su salario es inferior al que realmente percibe
-       El deudor se coloca intencionalmente en estado de insolvencia
-       El deudor no desea cumplir con la obligación alimentaria
-       El deudor es trabajador eventual
-       El deudor cambia de domicilio y no es posible ubicarlo.

Desde tu opinión, ¿crees que estos artificios y esta evasión para cumplir con su responsabilidad, incide –como un factor- en los niveles de pobreza en los que viven miles de niños y niñas así como más de 11 millones de madres en México? Yo definitivamente si lo considero. La pobreza no nace por sí sola, es una lamentable situación originada por varios factores, este, seguro incide.



Y regreso al principio de esta columna, tres de cada cuatro niños y niñas no reciben pensión alimenticia, ¿Dónde están esos padres de este 75 % de la niñez en abandono alimentario? La niñez en la pobreza, más cerca de la delincuencia y la exclusión social, más cerca de las pandillas para lograr identidad y pertenencia a un grupo social, más cerca de todo lo que no debe estar cerca, porque quienes les procrearon, se fueron incluso antes de su nacimiento.
¿Qué padre no? Para la reflexión comparto con ustedes la cita de Karl A. Menninge: “Lo que se les dé a los niños, los niños darán a la sociedad”.