martes, 9 de junio de 2015

La “independencia”, ha llegado.



Por Elvira Luna.



No vayan a creer que me refiero a aquella noche en la que el cura Hidalgo inició la Independencia de México con el grito de Dolores. Definitivamente no. Convencida estoy que debemos evolucionar a nuevas formas, nuevos sistemas y romper paradigmas. En México existían en el pasado las candidaturas independientes, es decir, candidatos y candidatas ciudadanos que se postulaban a un puesto de elección popular sin contar con el respaldo de un partido político. De acuerdo con algunas reseñas históricas, la Ley para Elecciones de Poderes Federales publicada en el Diario Oficial el 2 de julio de 1918, se le considera el antecedente de las candidaturas ciudadanas. El artículo 107 de esta ley decía textualmente lo siguiente: “Artículo 107. Los candidatos no dependientes de partidos políticos tendrán los mismos derechos conferidos a los candidatos de éstos, siempre que estén apoyados por cincuenta ciudadanos del Distrito, que hayan firmado su adhesión voluntaria en acta formal; que tengan un programa político al que deben dar publicidad y que se sujeten a los requisitos prevenidos en las fracciones VII y VIII del artículo anterior”.  Esto terminó con la Ley de 1946, misma que exigió el registro de partidos políticos y otorgó a estos la facultad del registro de candidaturas, con lo cual desaparecieron las candidaturas independientes. Casi 70 años después y a partir de la reforma política del 2012 se incluye de nueva cuenta en el sistema jurídico mexicano la figura de las candidaturas independientes. Estas recobran vida jurídica en la Constitución en el artículo 35 fracción II, mismo que establece los derechos del ciudadano, dentro los cuales se encuentra: “Poder ser votado para todos los cargos de elección popular, teniendo las calidades que establezca la ley. El derecho de solicitar el registro de candidatos ante la autoridad electoral corresponde a los partidos políticos así como a los ciudadanos que soliciten su registro de manera independiente y cumplan con los requisitos, condiciones y términos que determine la legislación”. Y aquí es donde viene lo bueno. Dentro de los requisitos establecidos en la legislación aplicable para una candidatura independiente podemos encontrar el que quien se postule, debe presentar un listado de firmas de personas que le apoyan, con el dos por ciento del listado nominal de la demarcación por la que busque participar y la copia de la credencial para votar de cada persona. Los partidos políticos no deben cubrir este requisito. Las candidaturas independientes realmente son de a pie, sin recursos ni acceso a medios y televisión. Pues bien, en el recuento de los daños, los requisitos de las candidaturas independientes fueron considerados “desproporcionados e inviables”, un engaño, tomadura de pelo y simulación. Y si bien es cierto si lo son, en este 2015 hubo personas que asumieron el reto y hoy por hoy son candidatos electos. El hartazgo social en contra de los partidos políticos debido a sus excesos y abusos ha hecho que la ciudadanía si vea bien las candidaturas independientes y el saldo es hoy mayoritariamente favorable. El caso de Jaime Rodríguez “El Bronco” hoy ganador en las elecciones de Nuevo León ha hecho que la dignidad regia vuela a relucir. En lo personal, hablé durante la campaña con varias amistades de aquel estado, e invariablemente cuando les preguntaba por la candidatura independiente de “El Bronco” me contestaban: “El Bronco” no va a ganar, va a arrasar”, y así fue. Manuel Clouthier Carrillo hoy ganador de una diputación federal en Sinaloa es también un ejemplo de que las candidaturas independientes con todo y las trabas legales, si son posibles. La candidatura a cargo de Kukamoto Aguilar ha venido a instaurar la primavera jalisciense en este estado del occidente de México. Ellos tres derribaron obstáculos, tomaron el reto y hoy son ganadores, no sólo de la candidatura por la cual se postularon, sino de un sistema hecho para que las candidaturas independientes se topen con pared, y no logren siquiera cumplir con los requisitos legales. En el caso de Kukamoto, el Blog Mexicano refiere como iniciaron esta candidatura con el entusiasmo de 16 personas y terminaron ganando con el voto ciudadano de 51 mil 487 personas. Refiere además que en ese distrito hoy ganado por Kukamoto en Zapopan Jalisco, se instalaron 450 casillas que fueron cubiertas en un 95 por ciento por personas voluntarias para cuidar el voto, y definitivamente lo cuidaron muy bien. Dan cuenta también de como esas personas voluntarias recibieron alimentos de los vecinos de las casillas, con la finalidad de que aguantaran la jornada de más de 15 horas hasta consolidar el triunfo. Kukamoto gastó en su campaña sólo 18 mil pesos, contra los gastos millonarios del erario público que gastan todos los partidos políticos. Historias como estas, de solidaridad ciudadana, hacen que a este país definitivamente se le renueve el espíritu y la energía. Estos ganadores sin partido en esta elección 2015, harán seguramente que en las elecciones venideras las verdaderas iniciativas ciudadanas a cargo de mujeres y hombres comprometidos con sus comunidades, resurjan como verdaderos candidatos y candidatas legitimados por el impulso y apoyo cien por ciento ciudadano, del cual, los partidos carecen cada vez más. Están pagando la factura de dar la espalda a la sociedad, y pensar y actuar conforme se los marcan sus cúpulas partidistas. Definitivamente la independencia ha llegado y la lección es menos gobierno y más ciudadanía. Ciudadanizar la política, politizar a la sociedad. Que la política deje de ser eso que a la sociedad no le gusta porque es sinónimo de deshonestidad y corrupción. Antes de leernos la semana entrante, les invito a reflexionar con la frase de Enrique Múgica Herzog: “La democracia no es el silencio, es la claridad con que se exponen los problemas y la existencia de medios para resolverlos”.

Partidos vs. Ciudadanos…



Por Elvira Luna.


Es una constante ver a candidatos cercanos que dicen ser parte de la gente y estar entre ella, a diputadas y diputados lejanos de la ciudadanía. De candidatos carismáticos, bonachones y empáticos, a diputadas y diputados que sólo cuidan intereses partidistas al margen de los intereses ciudadanos. ¿Qué pasa en esa transición de querer ser y lograrlo? ¿Qué pasa cuando el sufragio ciudadano les  erige como gobernantes o legisladores? ¿Qué de malo tiene el voto ciudadano que convierte a personas comunes –al menos esa apariencia dan- en enemigos de las causas sociales? –ejemplos sobran-.

Les comparto, que en muchísimas ocasiones que reflexiono, valoro y evalúo las políticas gubernamentales y el quehacer de legisladores y gobernantes –hombres y mujeres- así como sus resultados, me niego a aceptar la frase: “Los pueblos tienen el gobierno que se merecen”.

Y es que en la antesala de la elección 2015, en la cual llevaremos a sus curules a 500 diputados y diputadas, nuestra responsabilidad ciudadana debe tener un tacto agudo. No podemos cometer errores y seguir encumbrando a quienes no nos rinden cuentas, aun cuando nuestra historia reciente comprueba que la memoria social no existe o es flaca. ¿Por qué lo digo? En los últimos años, cada vez con mayor frecuencia la sobremesa de cualquier hogar y la plática de cualquier café es ocupada por la frustración ciudadana. Las conversaciones sobre los gobiernos opacos y mediocres y la actuación cuestionable de funcionarios son una constante, así como el tema de la ciudadanía alejada de las urnas en forma por demás justificada ante candidatos y candidatas sin propuestas ni compromiso ciudadano. Los gastos desbordantes de campañas y disparidad en elecciones, diputados de lista y pluris que aumentan la inconformidad ciudadana, son también un tema recurrente. Es por lo que algo no me “checa”. ¿Por qué si como ciudadanía estamos tan insatisfechos con quienes hemos llevado al poder, los mantenemos ahí y los seguimos encumbrando?

En la actualidad existen cantidad innumerable de regidores, diputados locales y federales, senadores, alcaldes, funcionarios de cualquier nivel y de cualquier partido, que no han necesitado –en lo absoluto- que exista la reelección o se derogue la “ley antichapulín”, ya que una ciudadanía laxa y distraída; que dice mucho pero vota poco, que grita más en redes sociales pero no cuestiona ni exige rendición de cuentas a sus gobernantes, que recuerda menos y olvida pronto; se ha encargado si quieren con su acción o con su omisión, de ascender y perpetuar a personas que nos han demostrado que lo menos que defenderán en el momento del debate y la decisión política son los intereses de la ciudadanía.

Malos diputados locales que el voto popular ha convertido en legisladores federales, malos senadores que luego son alcaldes y viceversa, regidores que luego son diputados, gobernadores cuestionados de corrupción –en el menor de los casos- que luego son senadores y así la lista es infinita.

La consolidación de la vida democrática es hoy por hoy el gran reto, lo preocupantes es que gran parte de ello estará a cargo de partidos políticos que encuentran su espacio de confort en leyes omisas, presupuestos excesivos y oposiciones tan ilegitimas como alcahuetas. Cambiar esto si es un reto y una exigencia de la ciudadanía que está en el extremo del hartazgo.

Lograr que la ciudadanía gane, no sólo en el discurso sino en los hechos debe ser la gran misión de los partidos políticos, que lejos de asumirse como actores fundamentales y protagónicos de la consolidación democrática de México, han preferido como viles bandoleros, empeñar y traicionar la confianza ciudadana y apostarle a las canonjías, prebendas y beneficios personales y de grupo.


Es por eso que en esta cuenta regresiva de la elección 2015, me niego a llevar con mi voto a personas –hombres y mujeres- que no nos respondan, que no nos representen, que nos olviden y que cuando regresen nuevamente a pedir el voto, constate como una sociedad complaciente les asciende de nuevo. ¿Y tú, que harás con tu voto? ¿Ya decidiste? Yo, lo estoy pensando, porque hoy como nunca, nuestro voto dirigirá el rumbo que tomará este país. Para la reflexión en esta ocasión obligado leer entrelíneas: “Somos víctimas de nuestras elecciones”. Nos leemos la semana entrante.

¿Juego o iniciación criminal?


Por Elvira Luna Pineda


Cualquier terror en la ficción está siendo superado por nuestra sociedad actual. Los hechos violentos que diariamente dan cuenta los medios de comunicación, algunos más sanguinarios que otros, seguramente ninguno de nosotros nos enteramos, en primer lugar porque terminaríamos enfermos de leer tanta maldad, segundo porque no tenemos tiempo de leer tanta noticia desagradable y tercero simplemente por salud mental. Sin embargo hay hechos que trastornan la cotidianidad –violenta por cierto- de nuestras comunidades. Es el caso del terrible asesinato de un niño de sólo seis años en Chihuahua. Sus asesinos, según dicen “jugaban al secuestro”, no lo creo. Veamos porque. De acuerdo con referencias de distintos medios de comunicación Chistopher Raymundo era un niño de seis años de edad. De manera frecuente deambulaba por las calles de la colonia donde vivía pidiendo comida para alimentarse él y a sus hermanos, empujaba un carrito en el que trasladaba a uno de sus hermanos, quien tiene una discapacidad que le impide moverse por sí solo. Sus vecinos, algunos de ellos incluso emparentados con su padre, dos mujeres de 13 años, dos hombres de 15 y uno más de 11 años de edad. Eran el terror de la colonia. Incendiaban casas, mataban animales, apedreaban casas, robaban entre otras tantas conductas que por sí solas debieron llamar la atención de los adultos. La comunidad donde vivían y sucedieron los hechos es la colonia Laderas de San Guillermo, al margen oriente de la ciudad de Chihuahua, en el municipio conurbado de Aquiles Serdán. El entorno e historia social de esta comunidad está inmerso en la venta de drogas al menudeo, ejecuciones callejeras, casas abandonadas que sirven como picaderos, refugio de reos que son liberados y se quedan a vivir en esta parte de la ciudad, ya que la cárcel o Centro de Readaptación Social colinda con la colonia. A uno de estos cinco menores de edad se le ocurrió “jugar al secuestro”, para lo cual requerían una víctima. Inmediatamente pensaron en Chisthoper Raymundo de seis años, a quien llamaron para participar en esta acción que le arrebato la vida. ¿Cómo pensar que jugaban? ¿Cómo creer que las autoridades de Chihuahua se quedaran con esa versión? Si la información da cuenta de un crimen planeado minuciosamente por un grupo de personas menores de edad. Plan que ejecutaron a sangre fría torturando al niño y asesinándolo, para posteriormente cavar un hoyo en un lote baldío, enterrarlo, taparlo y colocar encima el cadáver de un perro que también asesinaron. Esto con la finalidad de que el olor fétido del cadáver del animal distrajera la atención del cuerpo del niño enterrado. Ellos mismos, participaron en las acciones de búsqueda cuando la familia y las autoridades activaron las alertas por su desaparición. No acepto el dicho del juego. Fue un plan real, grupal, llevado a cabo con una gran dosis de perversidad y sangre fría. Es de todos sabido que acciones como estás son utilizadas e inducidas como prácticas de iniciación criminal. ¿Tendrá ya la autoridad una línea de investigación en este sentido? Podemos desbocar toda la furia colectiva contra estos cinco adolescentes que asesinaron a Chisthoper, sin embargo también me pregunto: Si la niñez aprende del ejemplo ¿Qué están viendo los niños, las niñas y los adolescentes en México que están superando cualquier historia de terror? ¿Quiénes son la familia de estos muchachos y jovencitas? ¿Cuáles eran sus dinámicas familiares que los llevaron a planear y ejecutar este crimen? Como sociedad ¿Qué estamos haciendo? Guetos, en los cuales se margina y excluye a personas de grupos sociales menos favorecidos, ¿esperando que? Que un día se perpetren crímenes como este para coléricamente exigir que se haga algo. ¿Cómo gobiernos? No creo tampoco que ignoren estas realidades de las colonias marginadas no sólo de Chihuahua, sino de todo el país. Aquí mismo en Baja California se da cuenta de pandillas lideradas por adolescentes, incluso por mujeres menores de edad y, ¿Qué pasa? Nada. Pareciera que solo las cuentan, que la información sólo sirviera para enumerarlas y no para el establecimiento de una política social que inhiba el crecimiento de vidas en el subsuelo. Políticas criminales que no sólo tengan efectos punitivos, sino que contemplen la prevención como el bastión de los esfuerzos y presupuestos. Este caso nos debe de llevar no sólo al asombro, a la exigencia, a la cólera del colectivo social, sino a evaluar en forma real las dinámicas sociales y familiares que hoy por hoy están generando criminales menores de edad. Esto es fuerte, y fuerte debe ser la reacción que genere. Para la reflexión comparto con ustedes la cita de Karl A. Menninge: “Lo que se les dé a los niños, los niños darán a la sociedad”.

Senador Hermosillo, RESPETO, ni más ni menos.


Por Elvira Luna Pineda*


Si buscas información respecto el ingreso económico de los Senadores de la República, este asunto es tan discrecional y oscuro que –irónicamente- es más fácil saber la fecha exacta de cuándo será el apocalipsis zombi que cuánto gana en realidad por mal representarnos el Senador Víctor Hermosillo Celada. Sin embargo es tanto, que hasta el Senador Ernesto Ruffo ha dicho en algunas entrevistas que “cuando vio lo que ganaban no lo podía creer”. Pues con todo y esto, ese dinero no es suficiente para que el Senador Víctor Hermosillo se ponga a trabajar en serio desde el Senado de la República y como ciudadanía podamos constatar de su parte, propuestas que reditúen resultados tangibles en beneficio de la población de Baja California, esa ciudadanía que también integramos las mujeres aun cuando muchos, aun en esta época, sigan creyendo y expresando que “esa libertad” ha hecho daño. Tal parece que el señor ni se ocupa ni le preocupa la problemática que vivimos en este Estado, ni los feminicidios, ni las oportunidades laborales inexistentes para las mujeres y más aun de las mayores de 35 o de las mujeres adultas mayores que no son senadoras como él, y deben conformarse a sus más de 70 años con trabajar horas de pie siendo empaquetadoras de un mercado. Tampoco le preocupa la falta de seguridad social y guarderías que las mujeres requieren como parte de sus derechos laborales, ni la problemática que viven las madres de niños y niñas con discapacidad y que no pueden trabajar porque no hay en el Estado guarderías especializadas; sin embargo, lo que escuchamos de él son “las agasajadas” y su preocupación por el reembolso de los gastos de la boda en caso de divorcio. Analicemos. El pasado día 23 de abril, las propuestas y declaraciones que vertió en un evento, tomaron tal dimensión que incluso en medios europeos han sido motivo de difusión, y no por ser propuestas de avanzada, que impliquen progreso sino todo lo contrario. La difusión de las propuestas y declaraciones del Senador Hermosillo han sido consideradas por lo menos, propias de la prehistoria; y hasta violatorias de los artículos 1 y 4 de la Constitución por parte del Instituto Nacional de las Mujeres. El marco fue la inauguración de la exposición fotográfica “Expovida” en el Senado de la República. El senador Hermosillo en su mensaje palabras más, palabras menos, juzgó a las parejas que deciden no tener hijos elogiando a quienes tienen 10 como el senador panista Romero Hicks. Dijo además textualmente que “las mujeres en su libertad que disque tomaron, pues les ha ido peor porque ahora los hombres se dan unas agasajadas bárbaras y no se cansan; están muy a gusto”. También dijo el Senador que “El divorcio hace 50 años era una cosa rara; ahora yo quiero hacer una ley que se llama de que cuando de que te cases y te divorcies al primer año, que regreses la lana a tus padres que gastaron en la boda. A los dos años regresas el 80 por ciento y a los cinco años pues ya se depreció lo que se gastó”.
Apenas el 12 de marzo pasado el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) emitía un Posicionamiento sobre las desafortunadas declaraciones que en torno al Día Internacional de la Mujer, hiciera el gobernador Kiko Vega, con aquel tema de las “pantunflitlas” ¿lo recuerdan? Pues ahora el Senador Víctor Hermosillo, otro político de Baja California reincide en los desatinos arremetiendo contra las mujeres, ganándose otro Posicionamiento del INMUJERES que dice textualmente lo siguiente: “El Instituto Nacional de las Mujeres reprueba de manera contundente las palabras que el Senador Víctor Hermosillo y Celada pronunció el día 23 de abril de 2015 en el más alto recinto legislativo de la República, porque con ellas atenta contra el Estado laico, las libertades y los derechos protegidos por el marco jurídico nacional e internacional. Lamentamos que un legislador cuya investidura y responsabilidad lo obligan a defender los derechos que garantiza nuestra Constitución, ofenda a todas las mujeres de México al expresar prejuiciosamente que, con el ejercicio de su derecho a la libertad y a la libertad de elegir y decidir, “les ha ido peor”. Además de lo anterior, lastima a un país que trabaja por la igualdad entre mujeres y hombres y a un Estado Mexicano que tiene la obligación de garantizar los derechos humanos. En particular, las palabras vertidas por el Senador contravienen los artículos 1°, párrafos tercero y quinto, y 4° constitucionales, que expresamente señalan la obligación de respetar, proteger y garantizar todos los derechos de las mujeres, de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. El Instituto Nacional de las Mujeres reitera que en México está vigente el derecho a la libertad de todas las personas, y también a decidir el número y espaciamiento de las hijas/hijos, independientemente de su filiación o creencias. Rechazamos toda expresión discriminatoria, misógina o sexista; condenamos las visiones patriarcales, dictatoriales y violentas que insisten en controlar a las mujeres, y hacemos un llamado a la sociedad para no sostener ni alentar una cultura que consiente la violencia contra millones de mexicanas, limitando su adelanto y contribución al progreso del país”. El Senador Víctor Hermosillo concluyó su desatinado discurso de la siguiente manera ante un público de personas mayoritariamente religiosas: “Hay que luchar por lo que creemos. Hay que defendernos. Hay que ir a todos lados”. Por lo cual, retomo sus palabras señor Hermosillo, las mujeres de Baja California y de México luchamos día a día por lo que creemos, por lo que nos corresponde conforme a las leyes, luchamos por el reconocimiento y ejercicio pleno de nuestros derechos como personas humanas, tan humanas y tan personas como usted. Y tal como lo dice señor Hermosillo, las mujeres bajacalifornianas nos defendemos, de personas que como usted nos denigran con sus expresiones y actos dictatoriales y patriarcales –así lo señaló INMUJERES-. Nos defendemos de políticos que creen que las mujeres somos cosas o ciudadanas de segunda. Y si señor Hermosillo, vamos a todos lados, aun cuando hay políticos y gobernantes que dicen que poner “las pantunflitas” al marido es para lo que somos buenas. En mi vida partidista en el partido en el cual usted milita, objeto fui en innumerables ocasiones de esa violencia política que ahora sus palabras reflejan y muestran ante una comunidad nacional e internacional que no dan crédito a lo que usted ha dicho, y menos aún porque estaba usted en el más alto recinto legislativo, no en el pulpito eclesiástico. Y déjeme decirle que esa propuesta burguesa que le preocupa en torno al divorcio, de regresar en porcentajes el dinero a los padres por lo que gastaron en la boda, lo debe tener sin pendiente, ya que gran cantidad de mujeres y hombres en Baja California no son hijos ni hijas de “papi”, que sólo estiran la manita para que les paguen lo que se les antoje, incluyendo la boda. ¿O será esa su realidad señor Hermosillo? Finalizo puntualizando Senador para decirle con claridad que las mujeres no “nos hemos tomado nada”, que esa libertad que ahora nos reclama es parte de nuestros derechos fundamentales establecidos en la Constitución. Somos personas, humanas y ciudadanas en pleno ejercicio de nuestros derechos, esos derechos que defenderemos aun de Senadores que como usted nos limitan al “agasaje” o como el gobernador Kiko Vega, nos marginan a “las pantunflitas”. Las mujeres de Baja California exigimos de usted respeto a nuestra dignidad y derechos, sólo respeto, ni más, ni menos. Nos leemos la semana entrante.


Necesitamos un “gobierno corrupto”.



Por Elvira Luna.


Estoy segura que al leer el título de esta columna la respuesta lógica y natural es: que ya tenemos muchos y de todos los orígenes partidistas. Les platicaré un poco de que se trata. A finales de los años ochenta en Baja California vivimos la fiebre de la “Ruffomanía”, muy parecido a lo que ahora se vive en Nuevo León con el fenómeno del “Bronco”. Como mujer joven, casi adolescente en aquellos tiempos, una natural rebelión me invadía –como a muchos- por acabar con los gobiernos corruptos que hasta aquella época sólo emanaban del PRI, ya que no había gobernado partido distinto a ellos.

Con toda mi fuerza e ímpetu juvenil me acerqué al PAN, en aquel entonces –creo que a la gran mayoría- sólo nos motivaba el sumarnos a una causa ciudadana, democrática, libre y espontánea para lograr el tan anunciado y prometido “cambio”. El PAN llegó pero al “cambio” le cerraron la puerta.

El PAN me convenció, creí en esa gran causa que con un “proyecto de nación” cambiaría el rumbo de este país atascado en la corrupción, los excesos del poder y la impunidad. Le creí al PAN. No fui la única. Gran cantidad de mujeres y hombres en México creímos que el PAN, al ser históricamente la segunda fuerza política, podría llegar a gobernar y hacer realidad los principios que en la doctrina prédica y en la realidad olvida.

A inicios de los años noventa, cuando se decían aquellos discursos estrujantes que convencían a multitudes, era realmente motivante participar, ya que verdaderamente creíamos que estábamos abonando a la construcción de una nueva y mejor etapa del país.

Cuando redactábamos los discursos que se dirían en alguna asamblea, convención o en algún evento masivo, cuidábamos cada detalle, cada palabra para encender los ánimos y desatar el furor de los asistentes. Al terminar los ensayábamos, leíamos y cuando considerábamos que hacía falta una frase para encender más aun el ambiente y el frenesí del evento, invariablemente alguien decía: “ahí hace falta un gobierno corrupto”, esto con la finalidad de incluir en el texto del discurso estas palabras, ya que al mencionar “el gobierno corrupto” era invariablemente procedente del PRI y la reacción que ocasionaba era un “bravo” apabullante porque lo que queríamos era que estuvieran fuera del poder.

Las cosas han cambiado, ahora como ciudadanía sabemos que “el gobierno corrupto” no se limita a colores, ni partidos y mucho menos a ideologías. Como ciudadanía casi en estado de indefensión hemos constatado que la democracia y la alternancia en el poder solo nos han traído un relevo en el mando, aparejada de la voracidad de una oposición complaciente mientras le lleguen al precio.

Es lastimoso que ahora el PAN, ese partido que –en teoría- coloca en el centro de sus principios de doctrina a “la dignidad de la persona humana”  nos quiera convencer de que es mejor al gobernar aplicando el “muertometro”. Es decir, “placea” a su expresidente y a su esposa, y nos bombardean de mensajes en redes sociales sobre las bondades de su gobierno; y con indignante numerología destacan que en su gobierno “sólo” hubo 121 mil 683 personas asesinadas en forma violenta”. Claro, además de desaparecidos, secuestrados, familias desplazadas por la violencia, entre muchas desgracias y desvergüenzas más. El ex presidente Calderón denunciado por “delitos de lesa humanidad” ante la Corte Penal Internacional en La Haya, sale a la calle y con singular desmemoria nos emplaza a volver al PAN, ¿porque no habríamos de volver? si en su sexenio sólo dejó de acuerdo con cifras oficiales del INEGI 121 mil 683 muertes violentas, lo que significa más de 56 personas asesinadas al día y más de dos por hora. ¿Dónde quedó el valor de la persona humana? Si bien es cierto ningún partido hoy en día es garantía de buen gobierno, honestidad y control del poder en beneficio de la ciudadanía, comprobado está y con creces que el PAN tampoco. Entre esos 121 mil muertos también hay niños y niñas, también hay madres, también hay personas enfermas, padres de familia y personas inocentes que se cruzaron con la perversidad; pero ahora tal parece que el poder los cegó y que la avaricia por seguir detentándolo les hace creer que la sociedad ya olvidó.

Definitivamente los gobernantes presentes y pasados le apuestan a la desmemoria ciudadana. El PAN que le reclamaba a Felipe Calderón haber enviado a este instituto político al tercer lugar en la elección presidencial del 2012 ahora lo trae por todo el país como regalito de dios. A él en campaña, a su esposa buscando la dirigencia del PAN y a su hermana la gubernatura de Michoacán, sin olvidar a Marianita Gómez del Campo haciendo campaña desde el Senado y moviendo sus piezas en el Distrito Federal.

La corrupción, el nepotismo, la todología de los funcionarios que hoy están en áreas de agricultura y mañana en educación, la simulación de causas ciudadanas, la creación de consejos creados ad hoc para no hacer nada y repartirse dinero público, el abuso del poder, el uso de programas oficiales para fines político-partidistas, entre muchos otros temas, eran parte de aquellos discursos de “los gobiernos corruptos” del PRI, que al llegar los gobiernos del PAN, lejos de erradicar esas  prácticas, las institucionalizaron al engolosinarse con las delicias que descubrieron con el abuso del poder.

A la distancia y lejos de mi casi adolescencia, definitivamente afirmo que no necesitamos otro gobierno corrupto, ni en discurso ni en la realidad, ya hemos tenido suficiente. Que no vengan más partidos, de muchos colores y con miembros reciclados a decirnos que ahora sí. Como ciudadanía no queremos otro gobierno corrupto. Hagámoslo posible. Menos gobiernos corruptos y más ciudadanía activa y responsable. Nos leemos la semana entrante.


San Quintín, los surcos de la injusticia...


Por Elvira Luna Pineda



Desde mi infancia y adolescencia conocí la población llamada “San Quintín”. Por visitas familiares acostumbrábamos viajar a aquella zona. Escuchaba innumerables y dramáticas  historias (algunas por mi edad aun no entendía). Niñas que eran violadas en los surcos, ahí donde trabajaban y tenían empeñada su mano de obra casi esclava. Ahí mismo en el surco, después de las agresiones sexuales que recibían, de manera natural se levantaban, se sacudían la tierra y seguían trabajando, eso era parte de todos los días y así expresaban el síndrome de indefensión aprendida. Ahí en los surcos parían e igual se sacudían después para seguir trabajando. En esos surcos se han encontrado niños recién nacidos, abandonados y en estado de hipotermia. ¿Cómo reclamar a sus madres? Esas niñas condenadas al abuso sexual como parte de su “aportación laboral”. En el año de 1986, en plena adolescencia y siendo vacaciones escolares de los meses de julio y agosto, una prima y yo nos decidimos a trabajar. Yo estudiante de la normal de educadoras, mi prima estudiante de derecho. Al compartir con mi madre nuestra decisión de trabajar, con su rudeza y claridad característica nos dijo: “muy bien, se van con su tía a Camalú y allá hay mucho trabajo”. Mi prima y yo íbamos fascinadas, no sabíamos lo que viviríamos y como esos dos meses cambiarían nuestra percepción de la vida por completo. Al llegar empezamos a trabajar inmediatamente. Cinco jovencitas de Sinaloa nos adoptaron y compartíamos con ellas las horas de comida. Vivían en una especie de cuarterías infrahumanas que los dueños de los empaques tenían para sus trabajadores. Ahí se podían filmar películas de terror. Sin agua, sin ventanas, sin baño, sin luz... Nosotras sabíamos que esa no era nuestra vida y en cierta forma lo veíamos como una experiencia nada grata que terminaría pronto al regresar a clases. Las jornadas laborales iniciaban desde las 7 de la mañana y había días de mucha producción que acababan entrada la madrugada. Apenas unas 3 o 4 horas para dormir. Sin día de descanso, sin derechos, sin seguridad social, sin nada. A las dos semanas aproximadamente decidimos que nuestras ganas por trabajar habían terminado, sin embargo cuando lo compartimos con mi madre, ella firmemente nos dijo: “el trabajo es así, y ustedes querían trabajar y ahora terminan”. Así lo hicimos. En esos dos meses vimos capataces persiguiendo jovencitas en esas cuarterías infrahumanas y en los lugares de trabajo, las acosaban e incluso abusaban. Historias que todos conocían y de las cuales nadie hablaba. Al regresar a la escuela y despedirnos de las jovencitas de Sinaloa que nos habían adoptado, -yo rebelde y mi prima estudiante de derecho-, las llenamos de consejos para que no siguieran aceptando las condiciones insalubres, indignas e inhumanas en las cuales trabajaban. A lo largo de mi vida profesional he estado en muchas formas cerca de algunas comunidades, prestando ayuda y cumpliendo con la función que en determinado momento me ha tocado desarrollar. Es por demás ofensivo saber que el gobernador (Francisco) Kiko Vega llega rodeado de un cortejo de funcionarios a la mesa de dialogo que se instaló con representantes de jornaleros y en su cara les espeta: “Tienen la palabra; ya estamos aquí. Dígannos cuáles son sus peticiones”. Señor Kiko Vega, en mi calidad de ciudadana de este Estado, no me permito creer que usted, en su calidad de titular del Poder Ejecutivo tenga que llegar a una mesa de diálogo sin propuesta y a preguntar semejante cosa. Porque si en realidad no sabe las peticiones de las mujeres y hombres que viven y trabajan en el área de San Quintín, pues déjeme decirle que vive en un mundo alterno o surrealista. San Quintín da riqueza a cambio de explotación. San Quintín es un polo productivo que a través del sometimiento de su mano de obra casi esclava, sólo encuentra como respuesta la represión y el exceso policiaco, mostrándonos este gobierno que no ha evolucionado, y que la procuraduría sigue siendo el garrote perfecto para someter y criminalizar a la pobreza. Así ha quedado demostrado con las fianzas de más de 21 millones de pesos que han sido fijadas a cuatro de los jornaleros detenidos en los ataques policiales sufridos el pasado nueve de mayo. El monto ha sido fijado entre otras cosas, por el daño causado al “tiburón”, esta nave que se suponía impenetrable y de la cual surgen dudas lógicas. ¿Cuánto nos costó a la ciudadanía de Baja California el tal “tiburón? ¿A cuántos operativos en beneficio de la ciudadanía sirvió? ¿En cuántos operativos para enfrentar y detener a verdaderos criminales fue utilizado? ¿O su uso se redujo a jornaleros que se defendieron con palos y sus manos? La ciudadanía de Baja California, merecemos respuestas!